Iniciamos la ruta en el moderno Refugio de Linza (1.330 m), sorprendidos ante la cantidad de gente que había (incluso había problemas para aparcar el coche).
Día 1. Refugio de Linza-Plateau de Sanchese (21 km-1.225 m)
Nada más abandonar el refugio empezamos a subir de manera decidida por una senda bien marcada (y con señales de GR) que atraviesa las inclinadas praderas amarillentas y resecas por la falta de agua. La altura que vamos ganando nos permite tener buenas perspectivas del Ezkaurre (2.045 m), un pico bonito con una preciosa cresta para los amantes de la escalada.
Primeras subidas
Vistas del Ezkaurre
Ganamos altura rápidamente y pasamos cerca de varias cabañas. Supuestamente deberíamos pasar por varias fuentes o surgencias de agua, pero todas ellas están secas tras un verano con pocas precipitaciones (hay que tener en cuenta este detalle para llevar suficiente agua). Solo encontramos un tímido y perezosos hilo de agua procedente de la Fuente del Cubilar de Petrechema, pero es tan escaso que en casi todos los puntos están estancada.
De forma bastante cómoda llegamos al Collado de Linza (1.937 m) desde donde tenemos una buena panorámica de las montañas circundantes.
Mesa de los tres reyes, desde el Collado de Linza (1937 m)
A nuestra izquierda salen los caminos que nos llevarían hacia la Mesa de los tres reyes y a nuestra derecha la senda que nos lleva hacia el Petrechema. En nuestro caso nos dirigimos a esta segunda montaña, tras una parada para reponer fuerzas y darle algo de combustible al cuerpo.
Petrechema desde el Collado de Linza
La subida al Petrechema discurre por senda muy marcada (eso sin contar la gran cantidad de gente que nos encontramos durante la subida) y en continua subida. La ascensión es muy sencilla, sin ninguna dificultad técnica, pero requerirá algo de esfuerzo con el peso de las mochilas.
Ascensión al Petrechema
Desde la cumbre del Petrechema (2.360 m) las vistas son magníficas. La Mesa de los tres reyes (2.444 m) y el Pic d'Anie (2.507 m) se alzan orgullosos al norte. Al lado contrario, separado por el Cuello de Petrechema, tenemos el Mallo de Acherito (2.362 m). Y desde nuestra posición podemos ver la parte alta de una de las Agujas de Ansabére. Todo un espectáculo para los sentidos.
Cumbre del Petrechema (2.360 m). Mallo de Acherito al fondo
Mesa de los tres reyes, desde la cima del Petrechema
El descenso lo realizmos desandando parte de lo andado, hasta el último collado previo a la cumbre. En este punto decidimos ir directos por terreno con pendiente, pero sencillo, hasta alcanzar una senda que nos lleva al Cuello de Petrechema (2.082 m) que marca la frontera entre España y Francia.
Cuello de Petrechema (2.082 m)
Al otro lado nos espera una inmensa pedrera. Una sinuosa senda se abre camino a través de este resbaladizo terreno. La bajada, debido al terreno, es bastante lenta hasta alcanzar las cabañas d'Ansabère (en torno a los 1.600 m), donde hay una fuente de agua fría y cristalina.
Pedrera de descenso
Agujas de Ansabère (durante el descenso)
Durante la bajada nos encontramos con una simpática pareja de franceses con los que compartimos parte del recorrido y algo de conversación, una mezcla de nuestro poco francés y su excelente español (pero habñia truco, ella era profesora de español), inlcuso nos ofrecieron transporte si lo necesitábamos. Durante la bajada es facil dar con los huesos en el suelo, como fue mi caso al peder el pie.
Durante el descenso y una vez en las cabañas las vistas de las Agujas de Ansabère son espectaculares (pudimos ver una cordada en una de las agujas).
Cabaña de Ansèbere
Agujas de Ansebère
Desde este punto el camino es más cómodo, aunque aún nos queda por delante una importante bajada. Atravesamos densos bosques que nos llevan hacia la zona baja del valle siguiendo el cauce del arroyo d'Ansabère que en algunas tramos desaparece fitrado en el terreno.
Bosques
El descenso se hace algo largo pero nos ofrece magníficas vistas de las montañas que nos rodean y de los valles que se abren camino de manera casi imposible entre las impresionantes moles de roca.
Panorámicas durante el descenso
Al alcanzar el Puente de Lamary (1.175 m) el ambiente cambia. A este punto se puede acceder en coche y nos encontramos un camino atestado de vehículos aparcados. Tras un corto descanso, seguimos descendiendo por la amplia pista comiendo polvo de los coches, hasta el Puente de Mosousa (1.000 m), donde el asfalto nos sale al encuentro.
Aquí tenemos que enfrentarnos al peor tramo de todo el recorrido ya que tenemos algunos kilómetros por pista asfaltada, bordeando el Circo de Lescún (del que no tendremos buenas vistas, ya que estamos demasiado bajos).
Tras sufrir un poco llegamos, agotados, hasta el parking de Anapía, donde retomamos la pista (aunque, por desgracia, también tienen acceso los coches). Tras un par de kilómetros alcanzamos el Plateau de Sanchese (1.100 m), donde decidimos poner fin a la jornada, ya que por delante nos queda una fuerte subida.
Tras sufrir un poco llegamos, agotados, hasta el parking de Anapía, donde retomamos la pista (aunque, por desgracia, también tienen acceso los coches). Tras un par de kilómetros alcanzamos el Plateau de Sanchese (1.100 m), donde decidimos poner fin a la jornada, ya que por delante nos queda una fuerte subida.
Día 2. Plateau de Sanchese-Refugio de Linza (18,5 km-1.500 m)
Iniciamos la jornada con calor y serias dudas del camino a seguir. La senda sale a la derecha de la cascada que decora estos amplios prados. La senda asciende de forma vertiginosa realizando un zig zag que en pocos metros nos sitúa en una posición privilegiada.
Plateau de Sauchese desde la senda de ascenso
En los primeros kilómetros de la senda discurren por la ladera del Petit Billare y nos permite ganar metros de altitud de forma rápida, atravesando tupidos bosques que nos dan un respiro con el inclemente sol.
La pendiente se suaviza al alcanzar la cota de los 1.300 m, aunque en ningún momento dejamos de ascender. Al alcanzar los primeros prados de altura encontrtamos una fuente donde nos aprovisionamos de agua y, con la excusa, nos quitamos el peso de la mochila unos minutos.
Saliendo del bosque
Siguiendo la marcada senda llegamos hasta las Cayolars d'Anaye (1.513 m), una pequeña cabaña ganadera (había numerosas ovejas por las laderas) donde encontramos una nueva fuente. Aquí es recomendable coger agua puesto que será el último lugar donde encontraremos el preciado líquido en lo que nos queda de recorrido.
Llegando a Cayolars d'Anaye (1.513 m)
Seguimos ascendiendo por senda bien marcada y ganando altura. Los prados son sustituidos de manera progresiva por la blanquecina roca caliza y nos adentramos en un entorno más agreste y árido, donde el camino se abre camino entre los inmensos bloques de roca situados en la ladera del Pic d'Anie, ahora sobre nuestras cabezas.
Al alcanzar el final del valle hay dos caminos posibles; seguir una senda porco visible a nuestra derecha para acceder al Collado de Insole o d'Anaye (2.086 m), por donde sigue el trazado de la Alta Ruta Pirenaica (HRP); o seguir la senda más marcada a nuestra izquierda que asciende hacia la Mesa de los tres reyes. Esta última opcion es la que seguimos nosotros.
Collado de Insole o d'Anaye a la derecha
Ascenso al Col des Ourtets
Al final con perseverancia a todas partes se llega y tras varias paradas, alcanzamos el Col des Ourtets (2.182 m) desde donde tenemos unas espectaculares vistas de los valles a nuestros pies y del coloso del Pic d'Anie (2.507 m) que ahora se muestra en todo su esplendor.
Col des Ourtets (2.182 m)
Pic d'Anie (2.507 m), desde el Col des Ourtets
A partir de este punto iniciamos el tramo duro de la ruta, así que mejor tomarnos un descanso para reponer fuerzas, nos harán falta para superar los metros que nos quedan por delante.
Desde el collado nos adentramos en un mundo de roca, de grandes fisuras y simas (vimos una sima señalizada) como es caraterístico de estas zonas kársticas. Sin duda este tramo hará las delicias de los amantes de la geología, ya que el paisaje, además de ser impresionante visualmente, es muy interesante desde el punto de vista geológico.
Seguimos la senda marcada por hitos que nos permite salvar las grandes fisuras en la roca y alguna impresionante sima. Disfrutando del ambiente, llegamos hasta la base de unas placas de caliza donde los hitos marcan el camino a seguir pra ascender por ellas (hay que tener precaución con lluvia). La ascensión no es muy difícil (aunque a mi estas placas en las que hay que fiarse de la adherencia de las botas siempre me impresionan bastante), pero no es cómoda, menos con la mochila grande.
Progresión por las placas de caliza
Una vez superadas las placas, la progresión discurre por zona más llana y cómoda. Hay que estar pendiente de los hitos para no perder la senda que discurre sobre la superficie rocosa hasta alcanzar la base de la Mesa de los tres reyes. El último tramo, en esta ocasion por una cómoda pedrera, nos permiten salvar los escasos cincuenta metros que nos separan del colladoa 2.386 m previo a la cumbre
Último tramo hasta el collado
La senda nos permite enlazar con los último metros de la ruta normal, procedente de Linza. A partir de este punto alcanzamos de manera cómoda la cima de la Mesa de los tres reyes (2.444 m)
Cumbre de la Mesa de los tres reyes (2.444 m)
Ahora ya solo nos queda bajar los 1.100 metros que nos separan del refugio de Linza. Tras un breve descanso y unas cuentas fotos de las espectaculares vistas, iniciamos el descenso.
Para el descenso seguimos la pisada senda de la ruta normal, sin pérdida posible. Los primeros metros son algo más empinados y tiene algún destrepe, aunque sin ninguna dificultad técnica, pero las piernas sufren bastante con esta intensa bajada.
Inicio del descenso
Perspectiva del camino de descenso
La senda se adentra en la Hoya del Portillo de Larra en un ambiente kárstico que tiene algo de mágico, a lo que contribuye la soledad casi absoluta de la que gozamos en la jornada. Nos desviamos de esta hoya a la altura de un indicador (del que han desaparecido las placas infomrativas), grabado en la madera está indicada la dirección a seguir para Linza.
Tenemos que superar un pequeño collado para acceder a la Hoya de la Solana la última zona de karst a superar. La senda marcada por hitos no deja lugar a dudas del camino a seguir.
Hoya de la Solana
Poco antes de abandonar la hoya nos encontramos con indicadores de senderos de gran recorrido que discurren por esta zona, concretamente el GR-15 (Sendero Prepirenaico) y GR-12 (Sendero de Euskal Herria). Las señales de este ultimo serán las que nos acompañen hasta finalizar la ruta.
Una vez superada la hoya retomamos los prados amarillentos donde la senda se dibuja de forma clara y profunda en el terreno.
Una vez superada la hoya retomamos los prados amarillentos donde la senda se dibuja de forma clara y profunda en el terreno.
Hacia el Collado de Linza
Al mismo tiempo que avanzamos hacia el Collado de Linza las nubes oscuras cubren el cielo y, a pocos metros del collado, rugen los primeros truenos con fuerza advirtiéndonos de la inminente tormenta. Desde el collado no nos queda más descender por el sendero que seguimos en nuestra ascensión del día anterior.
Tras un breve descanso, seguimos nuestro camino y apretamos un poco el paso en un intento de librarnos de la tormenta que se anuncia.
La tormenta acecha
Una ruta magnífica. Técnicamente sin grandes dificultades, exceptuando la parte más expuesta del último tramo de la ascensión a la Mesa de los tres reyes, pero que físicamente nos exigirá bastante. Como precaución aprovechad las fuentes que encontéis, porque en la vertiente española las fuentes son escasas y en verano, como es el caso, hay altas probabilidades de encontrarlas secas.
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RECORRIDO:
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INFORMACIÓN ADICIONAL:
- Podéis localizar el track de la ruta en: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=14408416
- Mapa Valles de Ansó, Echo y Aragüés. Editorial Pirineo. Escala 1: 40.000 (la escala es un poco grande, sería más sencillo seguir las sendas con un mapa de escala 1: 25.000, en algún punto echamos de menos mayor detalle)
Buena ruta Nuria.Vaya soba os habeis dado. Tengo ganas de escalar algo en las agujas d Ansabere, que tienen muy buena pinta.
ResponderEliminarVimos una cordada metidos en una de las agujas, tienen pinta de ser duritas, además de ser vías largas...pero eso para ti no es nada...El sitio es guapísimo.
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