martes, 10 de junio de 2025

Cuevas eremíticas de Salmerón (Salmerón. Guadalajara)

Datos de la ruta:

  • Desnivel: 250 m
  • Distancia: 14,5 km
  • Actividad: senderismo
  • Dificultad: recorrido muy sencillo. No aconsejable con lluvias recientes por el barro. El acceso a la cuevas de la Covatilla es algo complejo (tampoco es fácil de ver ya que se sitúa tras unas zarzas).

Recorrido

Nos acercamos a una zona poco conocida y que, aparentemente, presenta pocos atractivos. Pero entre os suaves pliegues de los extensos olivares y campos de cultivo se esconden algunas pequeñas joyas, un conjunto de cuevas eremíticas que harán las delicias de los que gusten de lo poco frecuentado. 

Nuestro punto de referencia será la población de Salmerón desde donde tomamos la pista que se dirige al barranco Larrelanchar. En el primer saliente del terreno, con vistas al río Garigay, nos encontramos la primera cueva: la cueva del Rosario

Cueva del Rosario
Cueva del Rosario

A esta cueva se accede fácilmente desde la misma pista. En su interior se pueden diferenciar tres espacios: atrio de entradas, nicho a la derecha y cueva que, a su vez, se presenta compartimentada en su interior. Desde esta posición se dispone de una amplia visibilidad de la vega circundante.

Continuamos por la misma pista y paralelos al río Garigay. La segunda cueva de nuestro recorrido es algo más complicada de localizar. Hay que separarse algo del camino y buscar tras espesos arbustos y zarzas. Ahí, escondida, se sitúa la cueva de la Covatilla

Cueva de la Covatilla. Acceso
Cueva de la Covatilla. Acceso

 

Realmente hay varias aperturas, concretamente son tres las cuevas que forman el conjunto, alguna de ellas imposible de acceder con la roca húmeda, por lo que hace pensar en una comunidad. 

El acceso de la más evidente está en altura y es algo complicado, también puede accederse por el techo. Presenta un interior muy amplio y presenta nichos tallados en los laterales. 

Cueva de la Covatilla. Interior
Cueva de la Covatilla. Interior
 

La salida la realizamos por la parte superior (con precaución ya que la piedra está húmeda y resbala) para salir a la parte alta. Desde aquí buscamos una leve senda que nos lleva, de nuevo, a la pista de la cual nos hemos desviado. 

Tras unos cientos de metros, nos desviamos buscando sendas apenas marcadas (sin llegar a poder determinar si seguimos los pasos de alguien que nos ha precedido o de animales). Pero disfrutamos de los caminos silenciosos que rodean el cerro Albárañez

Pistas por el cerro Albárañez
Pistas por el cerro Albárañez

Nos juntamos con la senda de los Arenales y buscamos el bien marcado camino del Val. No tardamos en desviarnos de nuevo por sendas inciertas que nos permiten ir uniendo pistas y avanzar en dirección este. 

Tras casi 6 kilómetros de soledad, nos juntamos con el camino de los Llanos y nos unimos al camino viejo de los Llanos, para aproximarnos a la tercera de las cuevas que más que verla la intuimos encaramado en la verticalidad de un saliente rocosa. Nos toca subir, por lo más evidente, para acceder, por escalera tallada en la roca a esta cueva de la Salveta.

Cueva de la Salveta. Acceso
Cueva de la Salveta. Acceso

En su interior se ven numeroso nichos en sus paredes y cruces tipo calvario grabadas sobre la roca que parecen indicar que estamos ante un eremitorio de época visigoda. 

En el interior se puede observar la entrada a un segundo espacio, pero un derrumbe prácticamente imposibilita el paso.

Cueva de la Salveta. Interior
Cueva de la Salveta. Interior

Por no desandar lo andado, decidimos tomar lo que parecen senderos, pero rápidamente se deshacen entre los matorrales y terminamos avanzando campo a través, por lo que es aconsejable volver sobre nuestros pasos para retomar la pista. 

Nos unimos al camino viejo de los Llanos e intentamos localizar una tercera cueva que, tras muchas vueltas, no conseguimos identificar. Por lo que seguimos por la pista hasta que vislumbramos a una altura considerable una apertura que parece indicar la última de las cuevas de este recorrido: la cueva del Pino

A esta cueva se puede acceder, tras una sufrida subida, gracias a unos escalones tallados en la roca. Su interior es profundo y de techo plano. 

Cueva del Pino. Interior
Cueva del Pino. Interior
 

En los laterales se puede observar lo que parecen nichos tallados y al fondo una estrecha entrada da acceso a un segundo espacio. En las paredes se pueden observar, al igual que en cuevas anteriores, cruces talladas.

Tras esta visita no queda más que descender para retomar la pista que nos devuelve al pueblo de Salmerón tras disfrutar de una jornada diferente por tierras alcarreñas.

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RECORRIDO:
 
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INFORMACIÓN PRÁCTICA:

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BIBLIOGRAFÍA:

  • ABASCAL PALAZÓN, JUAN MANUEL. Repertorio Arqueológico de la Provincia de Guadalajara. Editorial Aache.
  • DAZA PARDO, ENRIQUE; CATALÁN RAMOS, RAÚL. Las necrópolis de época visigoda en la provincia de Guadalajara. Una revisión crítica. Gausac 34-35. 2009. PP 131-143.
  • HERRERA CASADO, ANTONIO. Cuevas eremíticas de Guadalajara Editorial Aache.

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