domingo, 28 de enero de 2018

Senderos de Cuerda de Peña Grande (Tortuero. Guadalajara)

Datos de la ruta:

  • Desnivel: 425 m (aprox.)
  • Distancia:8 km (aprox.) 
  • Actividad: senderismo
  • Dificultad: ruta muy sencilla para un día tranquilo de reconocimiento de la zona. Transcurre casi en su totalidad por pequeños senderos muy solitarios.

Descripción

Iniciamos la jornada en la pequeña localidad de Tortuero. Hacia unos meses que nos habíamos acercado a este pueblo y nos habíamos quedado con ganas de perdernos por los senderos que existen en sus alrededores para valorar posibilidades.

Buscamos en la imagen satélite posibles senderos planificamos la ruta, de la cual teníamos dudas de su viabilidad y nos lanzamos a explorar esta zona solitaria de la sierra a las puertas de las montañas de la Sierra de Ayllón.

El inicio de ruta lo marca el conocido como puente romano (aunque por la traza parece que el puente romano ha quedado sepultado bajo el trazado de un puente posterior, seguramente medieval).

Puente "romano" de Tortuero
Puente "romano" de Tortuero

Este puente permite salvar las aguas del arroyo de la Concha que, tras recolectar las aguas de otros muchos arroyos, desemboca en el próximo río Jarama.

Tras cruzar el puente nos encontramos con el trazado bien marcado de un camino empedrado. Hace algunas semanas nos quedamos sorprendidos ya que es un camino ancho y con muros que lo delimitan, que salen directamente desde el puente.

Ascendemos por su trazado ganando altura y alejándonos de las aguas del arroyo de la Concha que, tras las últimas lluvias, por fin suena a risas.

Camino empedrado. Salida de Tortuero
Camino empedrado. Salida de Tortuero

El camino transcurre por la ladera y gana altura con facilidad. A nuestros pies una pequeña presa retiene las aguas del arroyo creando una pequeña bolsa de agua en la que se reflejan las montañas y el cielo.

Arroyo de la Concha
Arroyo de la Concha

El camino enlaza con un camino más marcado, el camino del Palancar que asciende desde el GR-10. Lo seguimos durante un buen tramo hasta superar los mil metros de altitud.

A esta altura la vegetación es escasa, los árboles inexistentes. A pesar de ser invierno el calor, intenso, arranca un aroma pegajoso a las jaras. Tras la subida, el calor se intensifica.

Tras superar la parte alta de Los Pragos, nos desviamos. Recorremos las laderas de Cabeza Udilla. Son sendas estrechas, pero se intuye el paso de las motos. Atravesamos algunos arroyos no muy caudalosos, pero en esta tierra se agradece.

Con cada arroyo descendemos una metros que luego volvemos a recuperar para subir el siguiente collado. Cada uno de estos puntos nos depara una nueva perspectiva. Los márgenes del arroyo de la Concha ofrecen refugio a los árboles de ribera ahora desnudos.

Collado. Arroyo de la Concha
Collado. Arroyo de la Concha

En el segundo arroyo que atravesamos (tan exiguo es que no tiene ni nombre en el mapa) nos sorprende encontrar restos de muros, quizá un antiguo molino, un antiguo corral, los restos de un pequeño puente. Es difícil de interpretar los restos que vemos.

Lo que nunca me deja de sorprender es que por muy lejos que vayas, por muy aislado que creas estar siempre aparece un intento del ser humano por doblegar a la naturaleza, por buscar un hueco entre sus rincones. Y casi siempre los restos solo demuestran que la fuerza de la naturaleza es demasiado grande como para intentarla dominar.

Restos de construcciones
Restos de construcciones

Pero no serán los únicos restos que encontramos. Tras una pequeña subida alcanzamos un collado donde es perfectamente visible un muro, parece el trazado de un antiguo camino hoy tapado por las zarzas y los arbustos. Tanto esfuerzo desaparecido en pocos años.

Tras este collado iniciamos un suave descenso para encontrarnos con las aguas del arroyo de la Concha que nos ha guiado hasta aquí.

Descenso hacia el arroyo de la Concha
Descenso hacia el arroyo de la Concha

Aquí, junto a su orilla, los árboles y los pinos encuentran refugio. Quizá protegidos del frío viento del invierno encuentren más acogedor este lugar para vivir.

Hay que salvar las aguas del arroyo de la Concha. No va muy crecido, aún así no hay un paso claro. No hay puente, así que decidimos pasar corriendo. Nos mojamos apenas los pies. tras pasar al otro lado somos, conscientes de que existe un tronco para pasar la corriente. Sinceramente, veo menos posibilidades de mojarse como hemos pasado nosotros. 

La senda continua al otro lado ahora siguiendo las escasas aguas del arroyo de Carcabillos. Se abre camino entre el bosque. Nos adentramos en uno de esos rincones escondidos que guardan estas tierras de Guadalajara. No hemos visto a nadie, no hemos escuchado una voz, tan solo un tiro lejano ha roto la soledad del momento. A nosotros nos parece increíble que un lugar tan hermoso no tenga más visitas.

Pinos en el margen del arroyo de la Carcabillos
Pinos en el margen del arroyo de la Carcabillos

Siguiendo la senda abandonamos el cauce del arroyo para iniciar una pequeña subida. Ganamos altura, ganamos un collado a 1022 m de altitud y nos encaramamos a la Cuerda de Peña Grande.

Desde aquí las vistas, con el día tan despejado que disfrutamos, son magníficas a pesar de la escasa altura a la que nos encontramos.

Panorámica desde Cuerda de Peña Grande
Panorámica desde Cuerda de Peña Grande

Aún tenemos que ganar algo más de altura, no mucho pero sí lo suficiente para que nuestro horizonte se amplíe alcanzando las cumbres nevadas.

Avanzamos por la ladera de la cuerda guiados por una senda bastante marcada que asciende hasta los 1060 m para luego volver a perder altura y  superar el paupérrimo arroyo de la Huelga del Sestil. Volvemos a ascender, y volvemos a recuperar la panorámica: todo montañas, bosques, jaras y roca. Un espectáculo.

Panorámica desde Cuerda de Peña Grande
Panorámica desde Cuerda de Peña Grande

Pasamos por la ladera del Alto del Campillo para iniciar el descenso que nos lleva hasta los pies de Cabeza Estepar. Aquí, en un collado a 970 m, nos unimos con el trazado del GR-10.

Trazado del GR-10
Trazado del GR-10

En este tramo el GR sigue el cauce del arroyo del Olmo, ahora algo embarrado, que nos lleva en unos pocos cientos de metros hasta la carretera GU-1065 que nos conduce de regreso a Tortuero.

Apenas 8 kilómetros de senderos, pero han supuesto un buen descubrimiento. Ya hemos apuntado unas cuantas ideas para nuevos recorridos en la zona, seguro que no será nuestra última salida por estas montañas.

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RECORRIDO:


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INFORMACIÓN PRÁCTICA:





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