Barranco de Avenales (Somaén. Soria)

Datos de la ruta:

• Desnivel: 300 m
• Distancia: 13 km
• Actividad: senderismo 
• Dificultad: ruta sencilla que discurre casi en su totalidad por el GR 86.

Recorrido

Nos situamos en la localidad de Somaén. Situada en el valle del río Jalón, Somaén es un pueblo que se ha convertido en punto de paso para numerosas rutas como el Camino del Cid o el GR 86 (Sendero Ibérico Soriano).

También nosotros pasamos hace algunos meses por esta bonita localidad en nuestro recorrido con alforjas por los pueblos abandonados de Tierra de Medinaceli. Y esta es una de las razones de haber regresado, porque vimos el bonito barranco de Avenales pero nuestro camino no discurría por él y nos quedamos con ganas de conocer los rincones más escondidos.

Barranco de Avenales

Aparcamos a las afueras del pueblo y cruzamos el río Jalón por el puente que separa el centro de la localidad del antiguo trazado de la N-II. Y aquí nos llevamos el primer disgusto, un coche se para y el conductor nos indica que hay una montería, que no se nos ocurra caminar por el barranco de Avenales.

¿Nos damos la vuelta? ¿Nos volvemos a casa? En cuanto llega el otoño e invierno siempre la misma historia. Como es tarde, decidimos seguir nuestra ruta cambiando el sentido de la misma. En la Ermita de la Soledad vemos las indicaciones del  Camino del Cid . En el cruce con la vía del tren las indicaciones del GR 86 (Sendero Ibérico Soriano) indican hacia el barranco de Avenales, por el momento vedado para los senderistas por un cartel de montería.

Decidimos continuar por la amplia pista que sigue el  Camino del Cid . Un nuevo cartel de montería parece cerrar el acceso a los montes cercanos, pero decidimos continuar a pesar de los disparos lejanos. Al llegar a una casa de labor nos desviamos. No vemos carteles de ningún tipo, pero al poco de adentrarnos por el barranco de La Cerrada las incuestionables señales blancas y rojas nos indican que seguimos el trazado de un GR, concretamente el GR 86 (Sendero Ibérico Soriano) que aquí hace un bucle.

Inicio del barranco de La Cerrada

Iniciamos el ascenso. Seguimos una pista amplia y pedregosa. En algunos puntos con importante desnivel, pero cómoda para los que nos adentramos en estas tierras a pie. Las indicaciones del GR 86 (Sendero Ibérico Soriano) nos marcan el camino sin ningún tipo de duda.

A nuestro alrededor un denso encinar nos protege del sol y del gélido aire  que sopla en las zonas más expuestas. No en vano estamos en uno de los días más fríos de este invierno.

Barranco de La Cerrada

Vamos ganando altura de forma gradual. Lo único que perturba este paisaje y esta soledad son los disparos que, por suerte, aún resuenan lejos. Alguna precaria construcción decora este hermoso rincón, sin duda antiguos refugios de pastores.

Vemos indicaciones de rutas de BTT y, al poco, la pista se va difuminando entre la hojarasca hasta perderse casi por completo. Ahora serán las indicaciones del GR 86 (Sendero Ibérico Soriano) nuestras mejores guías.

El estrecho sendero apenas se abre paso entre carrascas y encinas que forman un túnel protector sobre nuestras cabezas.

Sendero del GR 86. Barranco de La Cerrada

La presencia de una valla, que se puede salvar sin problemas, indica el final del barranco de La Cerrada. En este punto el GR 86 (Sendero Ibérico Soriano) empieza su ascenso por la ladera de la pequeña montaña. Un ligero ascenso nos deja en un pequeño collado. Desde aquí los disparos se oyen más nítidos, más próximos. Retumban contra el cielo azul y, por un momento, nos hacen dudar de nuestra caminata.

Decidimos continuar hacia nuestro primer objetivo. Una ligera elevación: el monte Husillo (1180 m). Hasta aquí hemos seguido las indicaciones del GR 86 (Sendero Ibérico Soriano). Y en este alto lo abandonamos, ya que desciende por la ladera contraria a la que seguiremos nosotros.

Husillo (1180 m)

 
Decidimos hacer un pequeño alto para comer y descansar, con la esperanza de que ese intervalo de tiempo sea suficiente para que la montería llegue a su fin y los disparos dejen de herir estos paisajes.

Durante la media hora que permanecemos en este punto sentados, oímos varios tiros. Y de nuevo las dudas. ¿Seguimos nuestra ruta? ¿Descendemos por donde hemos venido? Finalmente decidimos continuar hasta el pueblo de Avenales y allí evaluar.

Descendemos hasta el collado y buscamos una estrecha senda poco marcada que nos permite sortear las modestas alturas que nos rodean hasta alcanzar la pista ancha y en muy buen estado. La misma que desciende desde el Husillo si hubiéramos seguido las marcas del GR 86 (Sendero Ibérico Soriano). Desde aquí tenemos una preciosas vistas invernales del amplio valle que se abre paso hacia Avenales.

Pueblo de Avenales

Bordeamos el arroyo de los Siete Hoyos y ascendemos hacia el silencio del pueblo abandonado de Avenales. Este pueblo, como tantos otros, inicio su declive en los años cincuenta debido a su aislamiento y a la falta de servicios ya que el pueblo nunca dispuso de luz ni agua (aunque hay numerosas fuentes en el entorno). El pueblo quedó definitivamente abandonado en el año 1972 cuando su último morador decidió cerrar las puertas de su casa y marchar hacia la cercana Arcos de Jalón.

Lo primero que ve el viajero que se acerca hasta estas paredes mudas son los restos de la Iglesia de San Miguel.

Entrada en Avenales

Hoy apenas queda nada que ver de la iglesia parroquial. Su interior se ha derrumbado con el paso del tiempo, un hueco en la puerta de entrada nos permite un vistazo a su interior arruinado.

Desde lo que fue la plaza mayor de Avenales, nos dirigimos hacia las eras, la parte más alta. Tras disfrutar de las vistas de este altivo pueblo, descendemos de nuevo para recorrer las calles del pueblo que perduran gracias al paso de los curiosos.

Calle de Avenales

No muy lejos del núcleo urbano se sitúa el cementerio, escondido en un estrecho sendero que bordea las alturas que rodean al pueblo. No nos acercamos porque ya lo conocimos no hace mucho en nuestro recorrido por los pueblos abandonados de Tierra de Medinaceli.

Recorremos en silencio este pueblo, aunque no con toda la tranquilidad que nos hubiera gustado. Hasta nosotros llegan los ladridos y las llamadas de los cazadores. Creemos interpretar que están de retirada (es la hora de comer) así que buscamos un buen asiento y, de nuevo, les damos algo de tiempo para que nos permitan terminar la ruta.

Cuando dejamos de oír ladridos y voces, retomamos nuestra ruta por el sendero que serpentea por el barranco de Avenales, siguiendo el curso del arroyo del Salobral.

Barranco de Avenales

De nuevo reaparecen las indicaciones del GR 86 (Sendero Ibérico Soriano) y algunas inscripciones de tiempos pasado. Hombres y mujeres que dejaron en las rocas de este barranco su huella.

El descenso, ahora que el silencio es total, es una pura delicia para los sentidos. El sonido del agua, escaso pero brioso, del arroyo del Salobral, las aves buscando cobijo entre las ramas y las aves rapaces sobre nuestras cabezas, todo el conjunto conforma un lienzo de paz total. Disminuimos el ritmo con pocas ganas de terminar este recorrido.

Barranco de Avenales

Pero no es muy largo este antiguo camino que unía Avenales con Somaén, en apenas tres kilómetros, alcanzamos las vías del tren y el ronroneo de la A-II, lejana pero presente, parecen impregnar el ambiente.

Unos cientos de metros nos dejan de nuevo en las calles de Somaén para concluir este itinerario que, a pesar de los malos presagios iniciales, hemos disfrutado.

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RECORRIDO:

No hemos grabado track. Os dejamos enlace al track que hemos utilizado para este recorrido (compartido en wikiloc por berrún al que desde aquí agradecedemos que compartiera esta fantástica ruta): https://es.wikiloc.com/wikiloc/rutas-senderismo/canon-de-avenales-y-husillo-1-179-m-circular-desde-somaen-por-el-barranco-de-la-cerrada-cascos-39516248?showFollow=1

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INFORMACIÓN PRÁCTICA:

• Información sobre el pueblo abandonado de Avenales.
• Información sobre el Camino del Cid.
• Información sobre el GR 86 (Sendero Ibñerico Soriano).
• En Tierra de Medinaceli hay numerososo pueblos abandonados, hicimos una ruta en bicicleta de dos días por estos pueblos abandonados de Tierra de Medinaceli.