Datos de la ruta:
- Desnivel: 1400 m
- Distancia: 23 km (aprox.)
- Actividad: montaña
- Dificultad: moderada. Ruta con fuerte desnivel y bastantes kilómetros por terreno muy solitario. Jornada muy larga (tardamos casi 11 horas).
Descripción
Situamos nuestra salida en el Balneario de Panticosa rodeados por montañas, algunas de ellas, como el Garmo Negro o el Algas (y un largo etcétera) superan los tres mil metros de altitud.Nosotros hemos posado la mirada en una cumbre más modesta, pero no por ello menos llamativa. Hoy os proponemos alcanzar una de las mejores vistas de esta zona del Pirineo ascendiendo al Serrato (2881 m).
Panticosa nos recibe vestida con los colores otoñales. Nuestros primeros pasos nos adentran, siguiendo las indicaciones del GR-11, en un túnel de tonalidades amarillas.
Salida de Panticosa |
La ascensión se presenta dura desde el inicio ya que hay que superar los considerables desniveles que nos rodean allí donde dirijamos la mirada.
Seguimos las indicaciones del GR-11, hacia el Embalse de Brazato (que es el camino para subir otro pico muy espectacular: el Baciás), hasta la cota de los 1850 metros aproximadamente. Aquí nos desviamos de la senda más marcada para seguir las indicaciones hacia los ibones de Lavaza. Habrá que estar pendiente de este desvío ya que no está muy marcado.
A partir el desvío la pendiente se agudiza, superando un fuerte desnivel hasta alcanzar los Ibones de Serrato. Desde este punto las vistas de las montañas que nos observan atentas desde el otro lado del valle son espectaculares. A lo lejos asoman las paredes del Peñatelera.
Vistas desde los ibones de Serrato |
A nuestra espalda los Ibones de Serrato (2462 m) muestran las consecuencias de una sequía que también está afectando al Pirineo, incluso aquí en las alturas.
Ibones de Serrato |
Bordeamos los Ibones de Serrato (2462 m) para llegar a los Ibones de Lavaza (2500 m). Sus aguas de un azul intenso se alargan creando una gran balsa de agua.
Evitamos el agua de los ibones recorriendo la base de los Picos de Lavaza (2693 m) y el impresionante Pico de los Batanes (2909 m) que se erigen sobre nosotros.Para ello seguimos algunos hitos difusos y nos guiamos por las zonas más evidentes.
Por encima del ibón situado a las faldas de la Peña de Xuans (2831 m), nos unimos a un estrecho sendero bien marcado y nos encontramos con indicaciones blancas y negras que somos incapaces de determinar de dónde vienen.
Ibones de Lavaza y Peña de Xuans |
El Serrato esquivo se esconde tras las peñas que tenemos más próximas, no será hasta alcanzar el collado entre la Peña de Xuans y Dientes de los Batanes, en torno a los 2760 m, cuando veamos esta gran mole.
Desde el collado hay innumerables hitos que indican caminos por todas la vertientes. Lo más sencillo es continuar en diagonal a por la ladera ascendiendo aprovechando los pequeños corredores hasta los metros finales en los que nos veremos obligados a proguesar por la cresta. En estos tramos finales nos veremos obligados a usar las manos y nos encontramos con algún pequeño destrepe (aunque sin dificultad para personas acostumbradas).
Cresta final a la cima del Serrato |
La recompensa para tanto esfuerzo seguro que compensará los esfuerzos porque las vistas desde la cima del Serrato (2881 m) no pueden dejar indiferente a nadie. Intimidados por las inmensas cumbres que nos rodean disfrutamos de la cumbre en soledad.
Cumbre del Serrato (2881 m) |
Una mirada a nuestro alrededor nos deja claro que nos encontramos inmersos en el mundo de la roca, las alturas, las agujas, en una palabra en el universo de las alturas. El espectáculo sobrecoge, el vértigo se impone como un imán.
Vistas en el descenso del Serrato |
Tras disfrutar de la cumbre toca iniciar el descenso. Habrás que superar los pequeños resaltes que nos hemos encontrado en la ascensión hasta alcanzar una zona más evidente de descenso. Ahora nuestro pasos se dirigen hacia as charcas del Peñón.
El descenso es muy pedregoso y habrá que avanzar con cuidado para evitar caídas que, aunque no revista peligro, sí nos pueden dar algún disgusto de tobillos.
Nos reencontramos con las indicaciones blancas y negras que habíamos visto en nuestra subida y que habíamos perdido al atacar la cumbre. Las seguimos fielmente confiando que nos marcarán los pasos más evidentes. El avance es lento dado el terreno, muy lento. Nos adentramos en las charcas del Peñón (en torno a los 2550 m), un laberinto de pequeños y medianos ibones que habrá que ir bordeando.
Charcas del Peñón |
En nuestro avance dejamos tras nosotros el ibón de Bramatuero Alto y la imponente mole del Serrato que, desde esta vertiente, presenta su cara menos amable.
Serrato |
Apenas hemos descendido 400 metros, pero ante nosotros se abre el impresionante valle que aloja el Ibón de Bramatuero Bajo. Las vistas son increíbles, el descenso se hace duro. Los senderos son muy pedregosos, los desniveles fuertes, echamos de menos los bastones y nuestras rodillas más.
Ibón de Bramatuero Bajo |
En el descenso al ibón, el Serrato sobresale entre las rocas que nos rodean indicando el punto lejano del que hemos descendido. Una mole solitaria rodeada de sus súbditos, aunque no será la última imagen que nos ofrezca.
Serrato |
Bordeamos el enorme Ibón de Bramatuero Bajo hasta alcanzar la presa. En todo momento seguiremos las indicaciones que indicábamos anteriormente.
Un ibón sucede a otro, y cuando dejamos atrás el Ibón de Bramatuero Bajo aparece ante nosotros una nueva masa de agua: el Embalse de Bachimaña-Alto que tendremos que bordear a su vez por su orilla norte.
En este punto nos, tras superar la corriente que desciende desde los ibones azules, nos juntamos de nuevo con el camino bien marcado el GR-11 que ya no abandonaremos.
Desde el Embalse de Bachimaña-Alto el Serrato nos regala la última imagen de su cumbre, en un entorno solitario y espectacular.
Embalse de Bachimaña-Alto y Serrato |
Pasamos el refugio de Bachimaña e iniciamos un fuerte descenso por terreno pedregoso e incómodo siguiendo el cauce del Caldarés. El sonido del agua se convertirá en nuestro compañero en el descenso, cascadas y saltos alegran la vista y nos hacen pararnos a contemplar la fuerza desatada del agua horadando paciente la montaña.
Cascada en el cauce del Caldarés |
Con el sonido del agua y las últimas luces del días, tras once agotadoras y maravillosas horas de senderos y rocas, llegamos al descanso que promete los terrenos llanos del Balneario de Panticosa.
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RECORRIDO:
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INFORMACIÓN PRÁCTICA:
- Para esta ruta seguimos el siguiente track: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=512211
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