viernes, 8 de abril de 2016

Vuelta al Parque Natural del río Dulce (Guadalajara)

Ruta larga. En total recorrimos casi 93 kilómetros con algo más de 1400 metros de desnivel, pero el esfuerzo merece la pena, sin dudas.

Situamos nuestro punto de salida en el pueblo de Jadraque en un día oscuro y frío, donde la amenaza de la  lluvia estuvo sobre nuestras cabezas durante casi la mitad del recorrido. Para ir cogiendo tono iniciamos la ruta subiendo desde la parte más alta del pueblo hasta alcanzar la cota de mil metros, por buenas pistas. Al alcanzar la parte alta e iniciar el llaneo nos encontramos con señales de la Ruta del Cid (suponemos que es la variante que se dirige a Guadalajara), también cruzamos el GR 10.

Cielo oscuro a mil metros

Avanzamos a buen ritmo por muy buenas pistas, prácticamente llaneando en dirección a Castejón de Henares, aunque nos desviamos poco antes de llegar a este pueblo, cruzando la carretera GU-115. 

Cerca de Castejón de Henares

Proseguimos por buenas pistas sin perder altura. Prácticamente sin desnivel. Es una parte muy rápida. Alcanzamos la pequeña carretar GU-117 que nos lleva hasta el pueblo de Mirabueno, donde no vimos absolutamene a nadie. A su salida seguimos por pista en dirección a la A-2. Antes pasamos por amplias dehesas de encinas y pistas pedregosas, soprendente si pensamos que estamos a escasos doscientos metros de una gran autopista. 

 Dehesas en las proximidades de la A-2

Durante unos cuantos kilómetros seguiremos paralelos a la autopista, a veces la tendremos a la vista y en otras ocasiones quedará disimulada tras los árboles y por las calles de los pueblos. Pasamos por los pueblos de Algora y Torremocha del Campo, prácticamente desiertos. 

En este último nos despedimos de la autopista para seguir, en un pequeño tramo, el GR 10. Tras cruzar la carretera GU-118, la que lleva a Pelegrina y otros conocidos pueblos de la zona, nos adentramos por pista en el Parque Natural del río Dulce. En un primer momento seguimos pistas solitarias por amplias dehesas, con poco desnivel y disfrutonas. 

Dehesas

Durante el recorrido nos encontramos varias edificaciones hoy abandonadas, muestra de la actividad ganadera desorrallada en la zona. También tuvimos la suerte de ver numerosos corzos despistados.

Edificio abandonado

Tras algunos kilómetros disfrutando de la zona llegamos a la bajada hacia el río Dulce. Es un descenso bastante rápido y se realiza por una pista preciosa encajonada en el Barranco de la Dehesa, lo mejor es utilizar los frenos un poco para poder disfrutar del entorno.
 
 Barranco de la Dehesa

De forma vertiginosa alcanzamos el curso del río Dulce, todo un remanso de paz. Seguiremos por una pista al margen del río durante algunos tranquilos kilómetros hasta cruzarlo por un puente.


Río Dulce

Nos despedimos de este maravillosos rincón para subir por pista hasta el pueblo de Barbatona donde destaca el Santuario de Nuestra Señora de la Salud (del siglo XVII), bien visible. Rodeamos el pueblo para seguir las pistas que nos adentran en los pinares que rodean la bonita ciudad de Sigüenza

Pinares de Sigüenza
 
Si algo llama la atención de esta ciudad desde la orientación que seguimos es su inmenso Castillo de los obispos de Sigüenza, un magnífico palacio-castillo construido en el siglo XII, aunque ha sufrido varias reformas en siglos posteriores. Actualmente es Parador Nacional.

Castillo de Sigüenza

El castillo se sitúa en la parte alta del pueblo, para proseguir nuestra ruta tendremos que atravesar el pueblo. Nuestra ruta continúa con una fuerte subida para salir de la hoya en la que se encuentra Sigüenza y situarnos en la Loma de la Pedriza. En esta parte encontramos fuertes pendientes, cortas, pero exigentes, además ya llevamos unos cuantos kilómetros en las piernas, y se nota. Pero, al menos, el día parecía que nos iba a respetar.

Dejamos Sigüenza a nuestros pies

Inciamos un tramo solitario por buenas pistas que nos lleva hacia el pueblo de Viana de Jadraque, con continuas subidas y bajadas, pero disfrutando de un magnífico paisaje. Antes de descender hacia el pueblo podemos disfrutar de unas preciosas y soleadas vistas de lo que se conoce como el Barrancazo, donde se esconde un bonita escuela de escalada. 

Vistas del Barrancazo

Viana de Jadraque está prácticamente deshabitado. Paramos un minuto en el pueblo y seguimos ruta, ante la imposibilidad de tomarnos un café. Ahora sí que nos espera una buena subida, que se inicia al cruzar la carrtera local GU-149 y el río Salado.

 Río Salado. Viana de Jadraque

La subida la realizamo por el Barranco del Zumacal, inicialmente es bastante suave y por buena pista. Pero la pendiente se va haciendo más marcada y la pista se vuelve bastante pedregosa, lo que hace que los tramos finales sean muy duros (yo me hice unos metros a pie porque mis piernas no daban para más). 

Inicio de la subida por buena pista

Tramo final de la subida

Al final de la subida nos enconrtamos con el vértice geodésico de la Sierrezuela (1144 m), desde donde iniciamos un agradable llaneo, por buenas pistas y un cielo azul que era puro contraste con el cielo que teníamos por la mañana al iniciar la ruta. 


Llaneando tras la Sierrezuela

Nuestras pedaladas nos llevan ya de forma decidida hacia el punto de inicio en Jadraque, a través de campos de cultivo y alguna que otra subida final atravesando una antigua yesera, ya que entramos por la parte alta del pueblo. El sol dejó bonitos tonos verdes en los campos de cultivo. 

Proximidades de Jadraque

Una bonita ruta poco transitada y que sorprende en algunos tramos ya que la cercanía de la A-2 no hace sospechar los preciosos tramos que hay tan próximos a ella. El río Dulce, muy acorde con su nombre, una auténtica delicia para los sentidos. 

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