Iniciamos nuestra andadura en el pequeño pueblo de Calmarza, situado en el corazón del Barranco del río Mesa y muy próximo al más conocido Jaraba, debido a sus aguas termales. Dejamos el pueblo con las primeras gotas del día y siguiendo las indicaciones del GR 24 hacia Jaraba, en la parte alta del pueblo, tomamos un estrecho sendero que transcurre por la ladera aterrazada del pueblo, sin duda, lugar de antiguos huertos hoy abandonados a las hierbas.
Salida de Calmarza
Esta senda nos deja en la carretera Z-453 que recorre el Barranco del río Mesa. Seguimos durante un par de kilómetros la carretera, siguiendo las señales blancas y rojas que nos indican que estamos siguiendo el GR, hasta que huimos de los coches siguiendo los carteles, para aproximarnos al cauce del río, que en un primer momento atravesamos, alejándonos un poco más del asfalto.
Puente sobre el río Mesa
A pesar de econtrarnos tan cerca de la carretera el camino es sinuoso y bonito, con buenas panorámicas de las paredes que escoltan el exiguo cauce del río y donde numerosas aves encuentran refugio, entre ellas majestuosos buitres. El sendero se abre camino buscando los rincones más escondidos, evitando el cauce y las altas paredes.
GR 24. Barranco del río Mesa
En todo momento vamos a pocos metros de la carretera comarcal, poco antes de que ésta se abra camino a través de la roca por un par de túneles, la senda se desvía siguiendo fielmente el cauce del río y adentrándonos en un precioso rincón, donde el río discurre con pocos sobresaltos.
Río Mesa
Es el único punto donde perdimos un poco las indicaciones, pero realmente no hay pérdida posible, ya que no hay más seguir la corriente. A los pocos metros la senda nos deja de nuevo en la carretera para abandonarla de nuevo a nuestra izquierda, siguiendo indicaciones muy claras del GR, para subir hasta el pie de unas pequeñas paredes surcada por vías de escalada, esta zona es bastante conocida entre los practicantes de este deporte.
Zona con vías de escalada
A los pocos metros nuestros pasos se reencuentran con la pequeña carretera, que seguiremos hasta alcanzar la entrada a la Hoz Seca, tras pasar por un merendero y disfrutar de los majestuosos buitres volando sobre nuestras cabezas.
La entrada a la Hoz Seca no tiene pérdida ya que está indicada (hay carteles) y desde la carretera se puede ver en lo alto la Ermita de Nuestra Señora de Jaraba, construida en el siglo XVIII sobre un edificio anterior y con horarios de visita algo restringidos, por lo que no pudimos visitarla.
Ermita de Nuestra Señora de Jaraba
En la Hoz Seca abandonamos el GR 24, que prosigue hacia Jaraba siguiendo el río Mesa, para tomar uno de sus ramales, el GR 24.1. El primer tramo del barranco, hasta el desvío a las pinturas rupestres, sigue una amplia pista que se abre camino entre las inmensas paredes.
Pista en la Hoz Seca
En estos primeros kilómetros de recorrido está indicada una ruta interpretativa con numerosos paneles donde se explican diversos aspectos interesantes del barranco, geología y formación (su origen está en un antiguo cauce de agua que recorría este barranco), las construcciones para el ganado (parideras) que podemos encontrar a lo largo de nuestro camino (este barrando lo recorre la Cañada del Campillo), fauna y flora. Merece la pena detenerse para conocer un poco más en profundidad esta maravilla que nos rodea. El conocimiento siempre aporta una nueva perspectiva y permite apreciar y disfrutar más si cabe del entorno.
Senda entre las paredes
Panel informativo
Paridera para el ganado
Enfrente de una de las grandes parideras que nos encontramos en el camino está la indicación para acercarse a las pinturas rupestres de Roca Benedí. El descubrimiento de estas pinturas es relativamente reciente, fueron descubiertas en 2009, y su descubrimiento fue casual. Su interés reside en que son las pinturas de arte levantino localizadas más a occidente, lo que amplía el área de expansión de este arte prehistórico. Para llegar a ellas hay que ascender por un estrecho y pedregoso sendero.
Las pinturas no son fáciles de diferenciar, pero un panel en el lugar nos permitirá interpretarlas. Se pueden ver, en pintura negra, dos figuras humanas y dos zoomorfos (dos cérvidos).
Pinturas rupestres de Roca Benedí
Nos encontramos en la parte alta de las inmensas paredes que hace uno momentos nos rodeaban y ésto nos permite gozar de una hermosa panorámica del barranco a nuestros pies.
Panorámica desde las pinturas
Para proseguir la ruta tendremos que desandar los pocos cientos de metros que nos han elevado por encima del barranco, para volver a la parte más baja y proseguir nuestro recorrido por la hoz. En pocos metros nos damos cuenta de que esta parte del barranco no es tan visitada, porque la pisada pista que hemos seguido hasta ahora desaparece sustituida por una senda, que se va estrechando a medida que avanzamos. La prueba más contundente es que no volvimos a ver a nadie en el resto del recorrido.
Senda
Las paredes empiezan a perder algo de altura, y al estar menos transitado tiene cierto encanto que no tenía al inicio, todo parece más salvaje, más auténtico, hasta los colores parecen más vivos. Colores y tonos cambiantes en función de la lluvia y el sol que se alternan en nuestro andar.
Tramo final de la Hoz Seca
Antes de abandonar definitivamente la hoz tendremos una pequeña trepada (para ser exactos son tres), todas ellas equipadas. La primera con una escalera formada por grapas, las dos últimas equipadas con cable y escalones. No tienen complicación, la única precaución es en caso de lluvia, ya que la roca resbala.
Paso equipado
Una vez abandonamos la hoz la senda e indicaciones nos llevan hasta una pista muy ancha de tierra oscura y arcillosa que tomamos a nuestra derecha, siguiendo indicaciones del GR 24 hacia Calmarza. La pista nos lleva hasta un pequeño alto desde iniciamos el descenso hacia el pueblo. La pista es pedregosa, pero cómoda.
Pista a Calmarza
Seguimos descendiendo por el Barranco de los Hornillos, sin abandonar la pista que traíamos. Caminamos a media ladera dejando el barranco a nuestra derecha lo que nos permiten tener unas vistas increibles del paisaje que nos rodea.
Barranco de los Hornillos (derecha)
A medida que nos aproximamos al pueblo de Calmarza las vistas del Barranco del río Mesa son espectaculares, especialmente desde las antiguas terrazas en las inmendiaciones del pueblo.
Barranco del río Mesa
Con toda esta belleza inundándonos la pupila terminamos esta sencilla, pero bella, ruta. Solo una última recomendación, acercaros a ver el Pozo Redondo, una espectacular caída de agua situada en el mismo pueblo de Calmarza. Un rincón con mucho encanto. Esto es lo que se dice acabar bien.
Pozo Redondo
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INFORMACIÓN ADICIONAL:
- En wikiloc hay numerosos tracks que hacen este recorrido, es relativamente conocida, aunque, como he comentado, el segundo tramo de la Hoz seca es mucho más solitaria.
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