sábado, 5 de mayo de 2018

Desfiladero del río Talegones (Torrevicente-Lumías. Soria)

Datos de la ruta:

  • Desnivel: 300 m (aprox.)
  • Distancia: 15 km 
  • Actividad: senderismo
  • Dificultad: ruta sencilla que discurre por senderos solitarios y de gran belleza, quizá más por lo inesperado.

Descripción

Nos acercamos tierras soriana, allí donde se diluyen los límites de la provincia de Guadalajara. Estas tierras solitarias y adormecidas siempre nos han deparado grandes sorpresas. No es la primera vez que recorremos sus caminos, ya lo hicimos cuando visitamos los Pueblos abandonados de la Sierra de Pela y cuando recorrimos los Altos de Barahona. Hoy nos queremos alejar de la superficie y sumergirnos en sus rugosidades.

Tomamos como punto de referencia la preciosa población de Torrevicente. Colgada sobre las aguas del río Talegones nos ofrece unas impresionantes vistas del desfiladero del Talegones.

Desfiladero del Talegones desde Torrevicente
Desfiladero del Talegones desde Torrevicente

A la entrada nos encontramos con las indicaciones de Camino del Cid, y nos llevan a soñar en un pronto viaje por sus caminos. Los primeros metros son de bajada por las calles del pueblo hasta alcanzar el cauce del río que sorteamos gracias a un rudimentario puente.

En esta primera parte nos separamos de las aguas para ascender por la ancha pista que nos conduce a lo alto del páramo. Aquí reconocemos el paisaje característico de Soria, un terreno pedregoso, sin árboles a la vista. El aire arrastra un suave aroma a tomillo y otras hierbas que sobreviven en estos terrenos duros.

Avazamos paralelos a las vallas y siguiendo el trazado de un pequeño barranco con numerosas tainas en sus laterales.

Tainas en el páramo
Tainas en el páramo

Nos acercamos a algunas de las construcciones que pueblas los campos abandonados. Los edificios están semihundidos, hace tiempo que dejaron de ser útiles. En su interior perduran las huellas de los que por allí pasaron, pequeñas dosis que nos hablan de los que habitaron estas tierras: grabados en las puertas, nombres tallados, restos de pintura.

Grabados en la puerta de una taina
Grabados en la puerta de una taina

Dedicamos un buen rato a inspeccionar el interior de las tainas para finalmente adentrarnos en una zona más angosta del pequeño barranco.

Enlazamos con otro barranco, al que nos unimos para, a los pocos metros, localizar un manantial de aguas limpias y transparentes que nacen de la misma roca. Aprovechamos para tirar el agua de grifo que llevamos con nosotros y rellenar con este agua fresca.

Arroyo formado por el manantial
Arroyo formado por el manantial

Un poco por encima del manantial, con el sonido del nacimiento, tenemos unas magníficas vistas del desfiladero del Talegones.

Panorámica del desfiladero del río Talegones
Panorámica del desfiladero del río Talegones

Estamos apunto de penetrar en el desfiladero formado por las aguas del río Talegones, pero justo antes nos desviamos. Ascendemos y nos alejamos de los barrancos para elevarnos de nuevo hacia los páramos.

A nuestro alrededor se extienden kilómetros de muros de piedra en proceso de ruina. NO vemos un alma, pero nos sorprenden unos cuantos ciervos poco miedosos que nos observan con descaro antes de huir.

En este tramo seguimos lo que la orientación nos marca, ya que no vemos sendero evidente. La falta de vegetación permite la progresión por un terreno pedregoso y poco acto para el cultivo. Desde estas alturas obtenemos nuevas perspectivas de lo que nos espera en el segundo tramo de la ruta. A nuestro pies se abre un profundo barranco cuyos colores verdosos contrastan con el terreno azotado por el aire en el que nos encontramos.

Desfiladero del río Talegones
Desfiladero del río Talegones

Tras varios kilómetros de llaneo, iniciamos el descenso por otra pequeña arruga de la tierra. nos sorprende encontrar un camino de buen trazado y construido, nos hace pensar en la posibilidad de una antigua calzada.

Sin abandonar el sendero evidente, llegamos al pequeño pueblo de Lumías. Apenas encontramos a media docena de personas entre sus calles. Nos acercamos a ver la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y su paupérrimo cementerio anexo.Descansamos a su sombra antes de iniciar el regreso.

Salimos del pueblo por buena pista y siguiendo las indicaciones blanquirojas del GR-86 Sendero Ibérico Soriano. Las señales nos acompañarán a lo largo de todo nuestro recorrido por las profundidades del desfiladero del río Talegones.

La pista asciende de nuevo. Nosotros nos desviamos para seguir los estrechos senderos que acompañan las aguas del río Talegones en su angosto recorrido. Desde el inicio el desfiladero nos impresiona y nos ofrece un paisaje espectacular.

Inicio del desfiladero del río Talegones
Inicio del desfiladero del río Talegones

La primavera nos muestra sus mejores galas. Las flores inundan los márgenes del río. Los pájaros cantan alborozados la llegada de la primavera. A lo lejos se escucha a un cuco. Las altas paredes de caliza delimitan el discurrir del río.

El primer vadeo del río lo realizamos por un puente de piedra que nos indica el paso de los hombres por este desfiladero sorprendente. El río va muy crecido con las últimas lluvias. Lo comprobamos al encontrar amplios tramos del sendero inundados o embarrados.

Primavera en el desfiladero del río Talegones
Primavera en el desfiladero del río Talegones

Nos encontramos con varios vadeos y no todos sencillos sin mojarse los pies. Algunas de las piedras situadas para posibilitar el paso se encuentran ahora por debajo del nivel del agua. En algunos cortos tramos alguna pequeña subida nos permite salvar los lugares más comprometidos, evitando las aguas del río Talegones separándonos del cauce.

Antes que nosotros otros pasaron y hay situados troncos y piedras en los sitios más complicados. Buscamos un par de palos para ayudarnos a guardar el equilibrio en algunos de los pasos. Termino por mojarme los pies en uno de los vadeos.


Vadeo del río Talegones
Vadeo del río Talegones

A pesar de todo, bien merece la pena mojarse un poco los pies por ver este rincón tan espectacular como inesperado. Cada recodo del río nos sorprende, nos deja extasiados. Tenemos que confesar que no nos esperábamos un lugar así.

 Antes de finalizar nuestro recorrido nos acercamos hasta una fuente que queda apartada cien metros del cauce (está indicada).

Desde aquí recorremos sin prisa el tramo final. A lo lejos, en las alturas, se perfilan las construcciones que se asoman al barranco con descaro. Sobre nuestras cabezas numerosos buitres sobrevuelan las paredes donde han encontrado un hogar, las manchas blancas delatan los nidos.

Último tramo del desfiladero del Talegones
Último tramo del desfiladero del Talegones

Cerca de Torrevicente, las aguas del río Talegones aparecen delimitadas por las perpetuas vallas de piedra que parecen delimitar antiguas huertas hoy comidas por las zarzas.

Huertas en Torrevincente
Huertas en Torrevincente

Aún sorprendidos por el recorrido, ascendemos por las sendas que nos llevan hasta el pueblo de Torrevicente (en estos último metros perdemos las indicaciones de GR-86, por lo que no tenemos muy claro si seguían por el cauce o ascendían al pueblo).

Tras esta grata sorpresa nos prometemos inspeccionar la zona para visitar estos rincones tan perdidos y olvidados de nuestra geografía.

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RECORRIDO


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