martes, 10 de enero de 2017

Ascensión del Cabezas (Sierra de Ayllón. Guadalajara)

Iniciamos el año como más nos gusta: en el monte. Para estos primeros pasos hemos elegido un discreto rincón de la Sierra de Ayllón, nuestro objetivo es la modesta cumbre del Cabezas (1438m).

En algunas ocasiones la recompensa no está en la cumbre sino el camino que nos lleva a ella y, sin lugar a dudas, esta es una de esas cumbres.

El punto de inicio de esta ruta la situamos en la pequeña localidad de Valdesotos, un pueblo adormecido a la sombra de las montañas que lo rodean. Abandonamos las casas por la parte baja y sorteamos el Arroyo de Palancares. Seguimos la indicación hacia el Paraje del Chorro.

Salida de Valdesotos
Salida de Valdesotos



La pista se transforma a los pocos cientos de metros en un arcado sendero. Obviamos el sendero de descenso hacia el arroyo para tomar el que avanza por la parte más elevada, a media ladera, que nos permite sortear las zonas rocosas para descender posteriormente hasta el cauce.

Los árboles, ya desnudos a estas alturas del invierno, escoltan el descenso de la corriente, formando un tupido bosque de ribera.

Ribera del Arroyo de Palancares
Ribera del Arroyo de Palancares

Sin apenas desniveles apreciables llegamos a unas praderas colgadas sobre la cascada de El Chorro. Este es un paraje de singular belleza donde las juguetonas aguas del Barranco de la Moraleja saltan sin temor y las aguas del Arroyo de Palancares forman una poza de aguas mansas.

Paraje de El Chorro
Paraje de El Chorro

Atravesamos el escaso caudal del Barranco de la Moraleja para seguir un difuminado sendero que asciende por la ladera. En algunos puntos apenas se ve el trazado, pero es fácil de seguir. Ganamos altura y abandonamos las hondas cicatrices del valle para acceder a una excelente panorámica del camino recorrido.

Arroyo de Palancares
Arroyo de Palancares

Alcanzamos los los 900 metros y nos encontramos con un edificio abandonado de los que tanto abundan por esta sierra. Antiguas viviendas que hoy permanecen mudas, cicatrices de un tiempo ya pasado.

Vivienda derruida
Vivienda derruida

Desde aquí podemos observar en el horizonte la redondeada figura de nuestro objetivo, la cumbre del Cabeza se recorta en un limpio cielo azul y nos sirve de referencia en nuestros pasos.

Cabezas (1438 m)
Cabezas (1438 m)

Avanzamos por un sendero poco marcado que sigue la cuerda. El sendero se convierte en una antigua pista que aún conserva las marcas de las ruedas. El camino está más marcado a medida que avanzamos.

Llegamos a una pista ancha que tomamos a nuestra derecha. Ignoramos la pista que asciende (aunque es una opción para ascender este pico) y continuamos unos metros más para abandonar la pista por un sendero a nuestra izquierda. En un principio parece una antigua pista, pero en pocos metros se convierte en un sendero que gana altura con rapidez entre jaras y pinos.

Sendero de ascenso
Sendero de ascenso

La brisa reaviva el olor pegajoso de las jaras. Aromas primaverales que envuelven este extraño y caluroso día de invierno. Apenas doscientos metros nos separan de la cumbre. Nuestro paso es lento y nuestras vistas se ensanchan por momentos.

Al noreste se alza el Pico Ocejón que con sus 2048 metros destaca sobre las demás cumbres, a sus pies las mermadas aguas del Embalse del Vado alimentan a estas tierras áridas y pedregosas.

Pico Ocejón y Embalse de El Vado
Pico Ocejón y Embalse de El Vado

Cada metro que ganamos hace que los árboles y los arbustos vayan desapareciendo. El sendero se abre camino entre las rocas grisáceas y puntiagudas que ahora son el paisaje dominante.

Sendero entre rocas
Sendero entre rocas

Una ultima subida en diagonal y llegamos a la cumbre del Cabezas (1438 m) marcada por un vértice geodésico. Al oeste se recorta la cumbre rocosa del Centenera (1810 m).

Llegada a la cumbre. Centenera al fondo
Llegada a la cumbre. Centenera al fondo

El día es magnífico e invita a disfrutar de la cumbre y de las vistas que nos ofrece, aprovechamos la oportunidad para comer y disfrutar de los templados rayos solares.

Cumbre del Cabezas (1438 m). Centenera al fondo
Cumbre del Cabezas (1438 m). Centenera al fondo

Tras el descanso iniciamos el descenso. Seguimos el mismo camino que hemos llevado en el ascenso, hasta alcanzar la pista ancha que recorre la ladera de la montaña. En la pista nos dirigimos hacia nuestra izquierda.

Al llegar al collado seguimos una pista poco marcada, que desaparece ante nosotros a los pocos metros. Ante nosotros se abre el pequeño barranco formado por el Arroyo del Carrizal. En la ladera contraria vemos un marcado sendero que tenemos que coger (si se sigue por la pista ancha unos metros más se puede tomar este sendero desde el inicio).

Para evitar darnos la vuelta, decidimos recorrer unos pocos metros campo a través, no es mucho y el terreno está bastante despejado. Alcanzamos el Arroyo del Carrizal, su escaso caudal nos permite sortearlo sin problemas y tomar el marcado sendero.

Descendemos siguiendo el pequeño barranco por el que discurre las discretas aguas del Arroyo del Carrizal. La mano del hombre se deja ver en los muros de contención de este camino.

Barranco del Arroyo del Carrizal
Barranco del Arroyo del Carrizal

Nuestros pasos nos sitúan en una posición privilegiada para contemplar el Barranco del Arroyo de Gazachuela, donde se encuentra el paraje del Chorro. Desde esta perspectiva aparece como una herida inmensa en los dulces contornos que nos rodean.

Barranco del Arroyo de Gazachuela
Barranco del Arroyo de Gazachuela

El valle se abre, dejamos atrás el pequeño barranco que nos ha guiado hasta aquí. Nos reencontramos con el Arroyo de Palancares. La presencia del ser humano se hace evidente en los muros que delimitan antiguas zonas de cultivo. Las hiladas de piedra son las que ahora nos guían en nuestro avance.

Los arbustos ceden terreno a los árboles que encuentran un buen lugar a la sombra de la humedad del valle. Las ancianas encinas con sus brazos alzados al cielo nos observan.

Encinas llegando a Valdesotos
Encinas llegando a Valdesotos

El ancho sendero nos lleva de nuevo al puente sobre el Arroyo de Palancares, para deshacer nuestros últimos pasos hasta la entrada del pueblo.

Una ruta tranquila y solitaria, prueba de ello es que no nos cruzamos con nadie, que hará las delicias de los amantes de los rincones olvidados.

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RECORRIDO:

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INFORMACIÓN ADICIONAL:
  • Mapa de Sierras de Ayllón y Ocejón, escala 1:50000. Tienda verde.

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