sábado, 12 de diciembre de 2020

Los Catellones y las Corbeteras (Pajaroncillo. Cuenca)

 

Datos de la ruta:

  • Desnivel: 360 m (aprox.)
  • Distancia: 10,5 km (aprox.)
  • Actividad: senderismo 
  • Dificultad: ruta sencilla, pero no siempre por caminos evidentes. Ruta muy solitaria y por parajes increíbles.

Recorrido

Volvemos a la provincia de Cuenca a conocer rincones escondidos. Nos acercamos al cauce y hoces del río Cabriel y a los densos pinares que cubren estas montañas modestas. La ruta la iniciamos en una entrada situada en la N-420 entre los kilómetros 488 y 489 (relativamente cerca del pueblo de Pajaroncillo). 

Tras aparcar el coche, tomamos la ancha pista que nos lleva hasta los edificios abandonados que quedan de las Casas de Arriba del Cañizar, las casas situadas en lo alto del poblado abandonado de El Cañizar situado en las proximidades del río Cabriel, ambos núcleos están separados unos 600 metros. El pueblo del El Cañizar tiene su origen en la actividad resinera de la zona (propiedad de la familiar Romero-Girón).

 

Casas de Arriba del Cañizar
Casas de Arriba del Cañizar

 

Damos una vuelta entre las casas derrumabadas situadas en el altozano. Al fondo, recortados contra el cielo tenebroso, se puede ver la silueta de las extrañas formaciones de los Castellones

En los años cuarenta se apostó en estos edificios un destacamento de la Guardia Civil para combatir a  los maquis que buscaron en estos montes y bosques protección. El declive de la industria resinera acabó con la actividad y, con ella, se fueron los vecinos allá por los años 60. 

Tras rodear la finca, buscamos un camino que nos permite alcanzar una pista ancha de tierra rojizas. Iniciamos el ascenso, no muy pronunciado, por la ladera de la cuerda del Peñarroya hasta alcanzar el Collado de los Arrieros (1062 m).

En este punto nos desviamos de la pista para dirigirnos hacia las formaciones rocosas que hemos vislumbrado desde las ruinas. Seguimos una senda apenas marcada entre el olor de los pinos, pero visible. No tardamos en alcanzar las primeras formaciones entre los colores ocres del otoño.

 

Castellones
Castellones


La erosión ha creado formas caprichosas que nosotros nos empeñamos en igualar con aquello que conocemos: aquí una proa de barco, allí el perfil de una cara...cuando lo cierto, es que la naturaleza siempre mejpra cualquier cosas conocida. 

Las moles forman callejones entre rocas que harán las delicias de caulqueir exigente senderista. 

 

Castellones
Castellones

Seguimos sendas que parecen pisadas, aunque no tenemos forma de saber si están pisadas por personas o animales. Es fácil avanzar, y las moles son una buena referencia para no perder la orientación. En la parte más elevada de los Castellones, una mirada atrás nos ofrece vistas espectaculares de las hoces del río Gabriel. Entre la masa verde, asoman las Casas de Arriba del Cañizar

 

Castellones y Casas de Arriba del Cañizar
Castellones y Casas de Arriba del Cañizar


Bordeamos estos vertiginosos mirados sobre el río Cabriel para llegar a la parte sur de los Castellones. Aquí las curvas no son tan verticales. La senda discurre por zonas más abiertas y herbosas. 

Disfrutamos de las vistas. En una de las miradas hacia las cimas nos sorprende observar la presencia de los que parece una muralla en la parte alta de una de las peñas. Buscamos la forma de acceder y localizamos una canalera equipada con una precaria cuerda. La humedad de la pared nos aconseja dejar esta pequeña escalada para otra ocasión. 

Curioseamos un poco para saber qué estamos viendo. Estamos ante los resto del Castillo de El Saladar.  

 

Castillo de El Saladar
Castillo de El Saladar

Este castillo tiene origen musulmán, pero no hemos localizado mucha información al respecto, por lo que se queda pendiente de una próxima visita. 

Tras dar vueltas en la base de las peñas entre las encinas que crecen a sus pies, dirigimos nuestros pasos hacia el noreste. Enlazamos con una pista no muy marcada que nos termina llevan a una pista mucho más marcada. Y aquí llega nuestra siguente sorpresa. Habíamos visto que se indicaba un túmulo, y sí al lado de la pista se podía ver un gran túmulo con cista oval. 

 

Túmulo. Necrópolis de Las Hoyas del Castillo
Túmulo

Pero lo inesperado viene cuando miramos a nuestro alrededor. A los pocos metros de este gran túmulo vemos una cista perfectamente delimitada por grandes lajas. 

 

Cista. Necrópolis de Las Hoyas del Castillo
Cista

Estamos en emdio de una gran necrópolis de la Edad del Hierro: la necrópolis de Las Hoyas del Castllo (datada entre los siglos VIII a. de C. y el IV a. de C). Empezamos a pasear entre los pinos y nos damos cuenta asombrados que hay túmulos de diversos tamaños cada 10 metros. El estado de conservación es dispar, desde túmulos perfectametne conservados, a algunos totalmente derruidos con las cistas colmatadas. 

Sin embargo, algunos de los túmulos muestran un magnífico estado de conservación. Incluso alguno de ellos presenta las grandes moles de piedra que cubrían la cista. Un auténtico espectáculo para los amantes del pasado. 

 

Túmulo. Necrópolis de Las Hoyas del Castillo
Túmulo. Necrópolis de Las Hoyas del Castillo


Estamos tanto tiempo dando vueltas entre túmulos y cistas que el tiempo pasa sin casi darnos cuenta. Tanto tiempo nos hemos pasado disfrutando de esta necrópolis de Las Hoyas del Castllo que ahora tendremos que acortar la ruta. 

Decidimos desviarnos de la pista al ver otro túmulo fuera del camino. Decidimos adentrarnos por el arroyo el Reguero. No hay camino ni senda evidente, pero salirse de los caminos transitados tiene su recompensa. Entre las agujas secas de los pinos nos encontramos un recipiente cerámico de los utilizados para recoger la resina en perfectas condiciones. 

A la salida del arroyo nos damos de bruces con unas formación singulares: las Corbeteras

 

Las Corbeteras
Las Corbeteras

Estas aglomeraciones de areniscas rojizas adquieren siluetas que desafían al equilibrio y la imaginación. 

Se puede acceder a las partes más elevadas, con cierta prudencia. Aquí se pueden localizar unas diluidas pinturas rupestres (en algún sitio leimos que eran falsas, pero no hemos encontrado manera de confirmar este dato). Desde estos puntos más elevados hay preciosas vistas del entorno. 

 

Pinares. Corbeteras
Pinares. Corbeteras

Tras la visita a las Corbeteras, el tiempo se nos echa encima lo que nos obliga a acortar la ruta y dejar la subida a la cumbre del Peñarroya (1265 m) para otra ocasión. Por la zona norte de las Corbeteras nos unimos a una pista que nos lleva al Collado de los Arrieros (1062 m) de nuevo. 

En los último kilómetros de descenso, esta Serranía de Cuenca nos regala una última panorámica del valle del río Cabriel


Casas de Arriba del Cañizar
Casas de Arriba del Cañizar

Y así, en el punto donde empezamos, terminamos esta espectacular e inesperada ruta por la Serranía de Cuenca donde hemos disfrutado de todo: naturaleza, geología y arqueología, lo que cualquier alma inquieta pueda desear.

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RECORRIDO:

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INFORMACIÓN PRÁCTICA:

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