Datos de la ruta:
- Desnivel: 1230 m
- Distancia: 22 km
- Actividad: senderismo
- Dificultad: ruta sencilla desde el punto de vista técnico, al menos en verano. La travesía por la falda noroeste del Pico Tres Mares para alcanzar esta cumbre puede resultar expuesta con nieve. Algo exigente por la distancia y el desnivel.
Descripción
El día despierta despejado tras una noche fría. Todo apunta a un nuevo día de calor de esos que paralizan. A pesar de todo, nos ponemos en marcha sin muchas dilaciones desde el parking que da acceso a la senda de cueva del cobre, punto en el que nace el río Pisuerga.Pero nuestro pies nos llevan hacia otro lugar. Iniciamos un ligero ascenso por la pista asfaltado acompañando a las aguas del arroyo Lombatero. El cemento nos lleva hasta unas instalaciones mineras que bordeamos por una pista que aparece a nuestra izquierda. Todo está abandonado, pero los edificios y las vallas perduran tercos a la soledad. Tras pasar las instalaciones tenemos las primeras vistas del precioso valle a recorrer. A lo lejos se perfila la madrugadora silueta de la sierra de Peña Labra, nuestro destino.
Valle del arroyo de la Varga |
La pista aprovecha las caricias del valle para ganar algo de altura con apenas pendiente. Estas primeras horas del día nos regalan brisa fresco y un sol joven que apenas acaricia. Llegamos, sin apenas esfuerzo, a la espectacular formación de Ribero Pintado. Colores desdibujados en tonos oscuros que parecen derretirse sobre la pared.
Ribero Pintado |
La pista sigue hacia las profundidades del valle y nosotros con ella. Pero en una curva nuestros pasos se alejan de esta cómoda pista para seguir lo que parece un sendero que termina por perderse. En este tramo no parece existir senda evidente más allá de las huellas de las vacas.
Nos adentramos por los prados. Ahora son las aguas del arroyo de Prados las que ponen música a la mañana. En el horizonte ya se dibuja nuestro primer objetivo del día, Peña Labra, aún lejano.
Valle del arroyo de Prados. Peña Labra al fondo |
El calor empieza a apretar y el desnivel también. Avanzamos hacia la cabecera del valle, pero antes de llegar a él nos encaramamos por una pequeña cuerda que nos deja a 1600 m de altitud y unas vistas magníficas del entorno. Al nuestra espalda blanquecina y orgullosa se alza la peña Abismo. Por delante, se intuye la fuerte subida.
Unos pasos nos acercan a un conjunto de caballos sorprendidos con nuestra presencia (desde nuestra salida, no hemos visto un alma). Y ahora sí, toca subir. Avanzamos en diagonal por la vertiente sur de esta escarpada sierra. Dejamos atrás la cabecera del arroyo de la Raya y bordeamos la peña Horadilla.
Ganamos altura con decisión y, a pesar de las horas tempranas, el sol me da un mazazo que me obliga a parar a retomar aliento en varias ocasiones a lo largo de la subida. Un último esfuerzo, un último golpe de piernas, por fin nos encaramamos a la cuerda de esta sierra a 1960 m de altitud.
Cuerda de Peña Labra |
Pero la ansiada cumbre aún se muestra esquiva, se escabulle y se esconde entre los dientes que sobresalen hacia el cielo límpido. Ahora toca culebrear por la ladera norte, evitando los abismos de la sur y sorteando los escasos metros de desnivel que nos quedan para coronar.
Y por fin llegamos a la cumbre de peña Labra (2028 m) que engaña con su apariencia modesta la verticalidad que se abre a sus pies.
Peña Labra (2028 m) |
Disfrutamos de esta tranquilidad y vemos cómo las nubes juegan con las corrientes: entran desde el sur, desde el Alto Campoo, para retornar de nuevo al alcanzar las alturas como si tuvieran miedo de cambiar de provincia. Tren consigo un aire fresco y renovador.
No nos detenemos mucho tiempo, aún queda camino que recorrer. Nos ponemos en marcha siguiendo la senda bien marcado que se abre camino en la cuerda de peña Labra. Sube, baja y vuelve a subir, abriéndose camino entre el brezo y la roca. Dejamos atrás el Portillo de Juan Clara (1972 m). El paisaje es magnífico. Por primera vez en la jornada nos cruzamos con cuatro personas que parecen estar realizando nuestro recorrido en sentido inverso.
Cuerda de peña Labra |
El sendero busca los pasos más evidentes y evita los pasos más aéreos por la vertiente sur. El sendero se estrecha y se pierde entre el terreno pedregoso hasta alcanzar una canal que se abre paso a los mismo pies de nuestro siguiente objetivo: el pico Tres Mares.
La canal es empinada, pero no presenta ninguna dificultad más allá del esfuerzo físico. La senda está bien marcada y nos deja en el collado que da acceso al último tramo de sendero.
Este tramo no es difícil pero asusta pensar en el abismo que se abre a nuestros pies cuando haya nieve. El paso, en invierno, se presume expuesto y peligroso, ahora no pasa de ser un bonito sendero con vistas espectaculares que se abre paso entre piornos.
Sendero vertiente sur. Pico Tres Mares |
Avanzamos despacio, con tiento y sin prisas. El sendero, tras unos escasos cientos de metros, nos deja con un paisaje que desmerece el bonito recorrido que hemos seguido hasta ahora: estamos en la parte alta de las pistas de esquí de Alto Campoo.
Un puerta nos saca de nuestros paisajes de ensueño para dar paso a un tramo final carente de encanto, pero necesario si se quiere llegar a esta emblemática cumbre. A pesar de este "feismo" las vistas desde la cumbre compensan casi todo.
Panorámica de Sierra de Peña Labra desde el Pico Tres Mares |
Desde el Pico Tres Mares pensábamos seguir hasta el Cuchillón y descender desde allí, pero íbamos con bastante retraso sobre el horario previsto y decidimos descender por una canal, algo empinada, desde la parte alta de las pistas. Error.
La primera parte del descenso fue por terreno bastante despejado y, aunque algo empinado y fuera de senda, sin apenas dificultad. Durante este tramo gozamos de algunas vistas preciosas de la vertiente suroeste de Peña Labra y el Pico Tres Mares.
Peña Labra y Pico Tres Mares |
Pero no podía ser tan bonito. A medio descenso, nos encontramos que la única forma de bajar era adentrarnos en una maraña de piornos y brezos bastante tupida o, en su defecto, ascender de nuevo para buscar otra forma de pasar. Finalmente decidimos enfrentarnos al ejército y, aunque llenos de arañazos, conseguimos atravesarlo no sin dejarnos una gran dosis de energía. Una vez pasado el obstáculo nos topamos con una pista que nos llevo hasta la curva donde nos habíamos desviado en nuestro ascenso.
Visto en retrospectiva, creo que sería más conveniente seguir hasta el Cuchillón y descender desde allí (es el camino que sigue la mayor parte de los recorridos que hemos consultado).
Sofocados por el calor, nos recibe el arroyo de la Varga, entre sus aguas encontramos algo de alivio para poder proseguir hasta el punto de salida.
Arroyo de la Varga |
Los últimos dos kilómetros se hacen pesados y largos, desandando lo que anduvimos por la mañana a primera hora, pero ahora con un sol de justicia sobre nuestras cabezas. Llegamos exhaustos y deshidratados pero contentos de haber disfrutado de un nuevo día de soledad y paz entre estas montañas que tanto amamos.
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RECORRIDO:
Como hemos comentado, el recorrido quedó con muchos tramos fuera de sendero marcado y con algunos tramos realmente incómodos y difíciles para la progresión por lo que hemos decidido no colgar el track.
Sin embargo en la página de wikiloc hay numerosos tracks en la zona. El que utilizamos de referencia en nuestra salida fue: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/cuchillon-tres-mares-pena-labra-palencia-17978928
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INFORMACIÓN ADICIONAL:
- ATELA, DAVID. 50 montañas de la Cordillera Cantábrica. Editorial Desnivel.
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